Michael Jordan es sinónimo de excelencia en el baloncesto, pero su influencia va mucho más allá de las canchas. Su legado ha transformado la industria deportiva y empresarial, estableciendo un modelo a seguir para atletas y emprendedores en todo el mundo.
Desde su debut en la NBA en 1984, Jordan no solo deslumbró con su talento, sino que también se convirtió en un ícono comercial. Su asociación con Nike dio origen a la marca Jordan Brand, que en el ejercicio fiscal de 2020 facturó 3.609 millones de dólares, un 12% más que el año anterior.
Además de su éxito con Nike, Jordan ha incursionado en diversas inversiones. Fue propietario mayoritario de los Charlotte Hornets de la NBA hasta 2023, cuando vendió la mayoría accionarial a un grupo liderado por Gabe Plotkin y Rick Schnall.
También ha invertido en empresas como Sportradar, DraftKings y aXiomatic, matriz del equipo de eSports Team Liquid.
Su influencia se extiende al ámbito social. En 2020, Jordan se comprometió a destinar 100 millones de dólares durante una década para combatir el racismo y promover la igualdad. Este compromiso refleja su evolución de atleta a líder social, utilizando su plataforma para impulsar cambios significativos.
El impacto de Jordan en la NBA es innegable. La liga ha experimentado un crecimiento notable, alcanzando ingresos récord de 10.000 millones de dólares en la temporada 2021-2022.
Este crecimiento se atribuye en parte a la globalización del deporte y al atractivo que figuras como Jordan han aportado a la liga.
En resumen, Michael Jordan ha trascendido su papel como deportista para convertirse en un referente en los negocios y la filantropía. Su legado continúa inspirando a nuevas generaciones, demostrando que la grandeza en el deporte puede ir de la mano con el éxito empresarial y el compromiso social.